Según este testimonio, Pablo se contaba entre los acusadores de Esteban y guardó las ropas de los testigos que lanzaron las primeras piedras durante la ejecución en conformidad con la antigua ley.3 Después, Pablo participó con entusiasmo en la campaña de represión contra la iglesia de Jerusalén “respirando… amenazas y muerte contra los discípulos del Señor” (Hechos 9:1), arrestando y encarcelando a hombres y mujeres, e intentando obligarles a negar su fe cuando eran llevados ante los tribunales de
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